Estaba de copas con unas amigas y se acercaron dos chicos sevillanos.
Estuvieron cansoseando un buen rato. Nosotras no les prestábamos mucha atención pero, ni así, se daban por aludidos.
No queríamos ser mal educadas con ellos y al final decidimos abandonar el local. Cuando nos dirigimos a otro lugar, nos dimos cuenta que nos perseguían.
Había que hacer cola a la entrada de la discoteca y ellos, ni cortos ni perezosos, se pusieron a nuestro lado insistiendo para que les diéramos la mano y los hiciéramos pasar por nuestras parejas para poder asegurase la entrada al local.
Nosotras nos negamos.
Ellos nos insultaron llamándonos PUTAS y GUARRAS a voces y en presencia de muchísima gente.
En ese momento, supongo que por inmadurez o por no discutir con idiotas, nos callamos y nos dimos la vuelta pasando de sus insultos.
Hace unos 14 años de ello per hoy día, desgraciadamente, tenemos que seguir aguantando a incultos.