por JOSÉ ANTONIO BURRIEL, presidente de «No más violencia de género»
Mi más profunda repulsa a los últimos asesinatos machistas. ¿Qué prevé el deseado Pacto de Estado acerca de la efectiva protección a las mujeres? Y dos cuestiones: a) el maltratador utiliza a los hijos para seguir haciendo daño a su pareja; bien evidente es el último asesinato machista en Galicia: un padre maltratador asesina a su hijo antes de que vuelva con su madre tras el régimen de visitas; b) ¿Cuándo los jueces serán conscientes de que un maltratador no es un buen padre para sus hijos?; y lo digo por tantas sentencias “absurdas” por no decir injustas sobre el régimen de visitas de los hijos.
“El tercer recurso machista, que se está cocinando entre significaciones y estadísticas, sería que la mayoría del maltrato es leve. Esta última instrumentación argumental pasa por restar suelo a los esfuerzos de la ley integral para desarmar la violencia desde su raíz. Y es que la violencia masculina es un proceso sistemático y continuo, que comienza con control y aislamiento de la mujer, para seguir siempre con violencia psicológica y luego añadir, o no, violencia física. Esta tercera tesis de la contrarrevolución masculina persigue localizar la acción antiviolencia de los poderes públicos únicamente en los casos en donde exista agresión física con resultado de lesiones, respaldadas por parte facultativo. Es decir, desmontar la penalización de la violencia masculina desde sus inicios que ha logrado la ley integral. El objetivo de fondo es retornar a un código penal, sin enfoque de género, que nos han contado que es ‘neutro’, puesto al servicio de la hegemonía masculina. No existe maltrato leve, sino momentos en el escalamiento de la violencia. Quien opine que una discusión no es maltrato acierta. Quien opine que insultarse en una discusión no es maltrato se equivoca. Quien opine que insultarse es leve, o empujarse o negar el afecto, o ridiculizar de manera continua al otro o a la otra son prácticas de levedad, entonces está colaborando con su opinión en dificultar el acceso social a la igualdad, porque está legitimando la violencia”. (Andrés Montero)
* Vuelvan a leer con detenimiento estas reflexiones.
* No hay maltrato leve… ¡es maltrato!
* ¡Cuánta más atención por parte de los juzgados a la violencia psicológica! Que a veces es difícil probarla, de acuerdo. Pero que el machista utiliza la violencia psicológica para hacer valer su superioridad sobre la mujer… evidente.
Y puestos a reflexionar pongamos nuestra atención en esa campaña lanzada por la Mancomunidad de la Vega: “No al acoso callejero: queremos que se reconozca como delito #NoTienesmiPermiso” (Por cierto, animo a todos a apoyar la petición con nuestra firma) ¿Por qué considero importante esta campaña?
* Porque hay que hacer llegar a todos los ciudadanos que machismo no es solamente asesinato o lesiones graves.
* El machismo es el pensamiento de que el hombre es superior a la mujer; con otras palabras, el hombre debe ejercer dominio sobre la mujer por el mero hecho de ser hombre
* Y la mujer estar sometida por el mero hecho de ser mujer al hombre.
* Y ese dominio del hombre o machismo se ejerce de mil modos. Y no solo en las relaciones de pareja, también en la calle, en el puesto de trabajo, en las relaciones sociales, en los medios de comunicación.
* O solamente el machista cree que es superior a la mujer que es su pareja… ¡se cree que es superior a toda mujer!
* Y me pregunto: ¿Quién acosa a una mujer por la calle –de palabra o de obra o de actitud-, se comporta con igualdad en el trato con su pareja? Lo siento, pero la respuesta que me surge es esta: ¡ni de coña!
Y quizás, y pienso que sí: si hacemos ver a todos los hombres que el acoso callejero es machismo, es posible que abran los ojos y descubran que el machismo es un pensamiento que llevamos dentro y que tiene múltiples manifestaciones. Y es posible, asimismo, que esa toma de conciencia lleva a algunos, ojalá sean muchos, a cambiar sus conductas. Y es posible, casi con toda seguridad, que los ciudadanos tomemos conciencia de que la lucha contra el machismo es cosa de todos, en la calle, en nuestro entorno, en nuestro trabajo.
Y termino estas líneas con un spot de radio de hace muchos años, pero que no he olvidado: “Antes de matarla, la amenazó… ¡con matarla! Antes le dio mil palizas. Eso fue antes. Mucho antes le dio un puñetazo, y antes un tortazo “de nada”. Antes le había amenazado con el puño y antes había golpeado la pared como si la pared fuera ella. Antes había dado un millón de gritos, y antes la insultó delante de los niños. Pero antes pasaron más cosas. Antes le dijo: ¿quién te crees que eres?, y antes de eso, “pareces tonta”, y antes ni se fijó en que ella lloraba, Eso fue antes, Antes, porque antes hubo tantas cosas…. ¿alguna vez te has preguntado en que momento un hombre deja de ser hombre?”